Se nos limpia la mirada cuando los colores de Julia asoman a nuestras vidas de retinas tan fatigadas.

Se nos alegra el aire que en los pájaros está meciendo ramas luminiscentes.

Se nos viene la vida encima con un abrazo que abrasa desde la manta que es un lienzo lleno de Julia.

Se nos nubla el sueño y caen del cielo adentro nuestro lágrimas que alumbran el mañana en vano que esperamos.

Se nos abre la sonrisa si las manos de esta frágil mujer descorren los pesados, grises cortinajes de estos días, para que veamos lo asombrosamente hermosa que puede ser la vida, a pesar nuestro.

Gracias Julia.



gloria gómez guzmán, octubre de 2010

poeta


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